CONOCER, APRENDER Y DIVULGAR
Tomando
en cuenta el auge de las comunicaciones en los últimos veinte años, la sociedad
se ha sumergido en la producción y gestión del saber. Ya no son las materias
primas, el trabajo físico o el dinero, lo que cuenta es el dominio del
conocimiento. Esto se puede notar en los cambios sociales y culturales, que se aprecian
con el sólo acceso a la red informática internacional, que permite el
intercambio de todo tipo.
Un
ejemplo serían las Técnicas de Información y Comunicación (TIC), que han
originado una nueva realidad y han cambiado la estructura social, modificando
las relaciones entre las organizaciones, el entorno y la comunidad.
Cambios
que se pueden distinguir también entre las personas. Las redes sociales, la
nueva configuración para investigar, la necesidad de estar actualizado, han
originado nuevas formas laborales, como los community manager, que se han
convertido en los nuevos responsables del compartir sabiduría y garantizar la
libertad de estar informados.
Ha
nacido así la sociedad del conocimiento, que ha acelerado el proceso de interacción
con los medios, el saber y la estructura social y así compartir habilidades,
como nueva forma de redistribución cultural, donde lo que importa es el poder
de la comunicación.
Ahora
la ciudadanía es más proactiva, ávida de datos para mejorar su realidad y a la
vez, dispuesta a ofrecer soluciones a problemas compartidos. Es donde aparece
el internet, que ha democratizado el acceso a la información, donde ahora el
emisor y receptor intercambian roles, con el fin de mejorar la convivencia y
las oportunidades. Las redes han originado una nueva manera de organización, ya
que la interacción con otros, ha hecho más amplio el compartir objetivos
comunes. Es la voluntad de la población de intervenir como ente activo en el
proceso de cambio social.
Hay que
destacar que con la interconexión nació también la comunicación múltiple, de
todos con todos, donde en la autopista de la información circulan temas
variados, originando una convergencia cultural y mediática, por la facilidad de
enlace. Las páginas web se han convertido en una realidad alterna de libertad
de expresión y a la vez, en un canal para solventar problemas comunicacionales.
Sin embargo no hay que descuidar al ciudadano común, que necesita ser alfabetizado
digitalmente, para que pueda ser capaz de pensar y actuar de forma crítica ante
el bombardeo de información.
Actualmente
la sociedad es más reflexiva y la producción del saber ha variado, ya la
sapiencia no es una verdad objetiva, sino variable y verificable, porque lo que
cuenta es la interpretación y la comprensión, para poder intercambiar datos
para la construcción de comunidades, que sepan convalidar la verdad, en pocas
palabras, tener consciencia digital.
De todo
lo anterior, no hay que olvidarse de la educación, que se medía por los años de
estudio que se le dedicaban para obtener un título. Ahora todo ha cambiado, lo
que cuenta es la actualización de habilidades y aprendizaje continuo, porque ya
no importan las formalidades, sino hacer frente día a día a la información que
recibimos.
Ya la
ciencia y la investigación se han diversificado, porque las universidades no
poseen el monopolio del saber. Ahora la colectividad es más investigativa. El
desafío de las casas de estudio es formar comunidades virtuales, apoyados en
los procesos comunicacionales para divulgar conocimiento, facilitando la
interacción en la sociedad actual. En pocas palabras, lo que importa es
conocer, aprender y divulgar.
La curiosidad, la investigación y la imaginación hace que cada día el rol del docente sea el de facilitador, tomando elementos claves de Socrates, Pasteur y Einstein.
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